jueves, diciembre 29, 2011

Como enfrentar las perdidas (por Daisaku Ikeda).

*Los siguientes materiales se los dedico con mucho cariño a un amigo y a su familia.
Espero te reconforte en este duro momento, a ti y a toda la familia.
Un abrazo, se les quiere. Material 2 Material 3



El dolor de la partida de los seres queridos es uno de los sufrimientos inevitables de la vida

La impermanencia de la vida es un hecho del que no se puede escapar. No obstante, mientras una cosa es saber en teoría, el que cada momento de nuestra vida puede ser el último, es mucho más difícil en realidad vivir y actuar en un nivel práctico, basado en esa creencia. Muchos de nosotros tendemos a imaginar que siempre habrá otra oportunidad de encontrarnos y hablar con nuestros amigos y parientes, de modo que no importa si algunas cosas queda sin decirse.

Cada vez que tengo la oportunidad de conocer a alguien, trato de dar lo mejor de mí, ya que ese puede ser nuestro último encuentro. Nunca doy cabida a lamentaciones, esforzándome en concentrar todo mi ser en cada momento.

El budismo identifica el dolor de la partida de los seres amados como uno de los sufrimientos inevitables de la vida. Es una verdad que no podemos evitar experimentar la tristeza por una separación.

Sakyamuni, el Buda que vivió en la India hace más de dos mil años, perdió a su madre cuando apenas tenía una semana de nacido. Mientras crecía, constantemente se preguntaba: "¿Por qué mi madre murió?, ¿Dónde se fue?, ¿Dónde puedo ir para encontrarme con ella?, ¿Qué es esta cosa llamada "muerte" que me quitó a mi madre?, ¿Qué es la vida?"

La tristeza por la pérdida de su madre, se convirtió en un poderoso recurso que le permitió desarrollar una profunda misericordia por otros y buscar la verdad de la vida.

Un día conoció a una madre cuyo hijo había muerto; ella estaba vagando con una mirada de dolor con el pequeño cuerpo aferrado al de ella: "Por favor dame alguna medicina para salvar a mi niño" le imploró a Sakyamuni con sus ojos llorosos.

Él de alguna manera quería infundirle valor a ella, le propuso que fuera por algunas semillas de amapola para que pudiera hacer la medicina, pero que sólo las buscara en casa de familias que nunca hubiesen experimentado la pérdida de un ser querido.

La mujer corrió al pueblo y buscó las semillas en cada casa de familia. Pero a pesar de que muchas tenían las semillas de amapola, no había ni un solo hogar en el cual no hubiese habido una muerte. Esta perturbada madre gradualmente comenzó a darse cuenta de que cada familia vivía con la tristeza de la pérdida de seres queridos oculta en sus corazones gracias a esta experiencia ella entendió que no estaba sola en sus sentimientos de dolor.

Probablemente ninguna palabra puede reconfortar el corazón de una madre que ha perdido a su hijo. Alguien con verdadera sabiduría, al conocer a una mujer cuyo hijo ha muerto, simplemente debe sentarse a su lado y quedarse allí sin decir ni una sola palabra. Aun cuando no haya intercambio de palabras, esas cálidas vibraciones de afecto y solidaridad desde lo más profundo de la vida de esa persona, serán percibidas.

Desde el punto de vista budista, los vínculos que unen a las personas no son de esta existencia nada más. Debido a que los que han muerto viven dentro de nosotros, nuestra felicidad está compartida de forma natural con ellos. Lo más importante para los que estamos vivos en este momento, es vivir con esperanza y esforzarnos para se felices.

Al lograr nuestra propia felicidad podemos enviar "ondas" invisibles de felicidad a todos aquellos que han fallecido. Pero si nos permitimos agobiarnos por la tristeza, el difunto también sentirá esta tristeza, porque somos inseparables.

Cuando conocí a Sonia Ghandi, viuda del Primer Ministro de la India Rajiv Ghandi, no mucho tiempo después de la trágica muerte de su esposo, le dije: "Las vidas de aquellos que han sufrido las más grandes tragedias resplandecen con el más grandiosos brillo. Por favor cambie su destino en una fuente de gran valor. Si usted está triste, su esposo se afligirá con usted. Si usted se levanta con una sonrisa, su esposo estará feliz también". Me siento muy contento de decir eso con gran coraje y ver que ahora ella está continuando la labor de su marido.

Cuando uno se enfrenta a una gran tragedia, pierde la dirección de su vida, tiene que decidir si mantener su espíritu y continuar viviendo con toda su fuerza o dejarse derrumbar por la decepción.

Existen muchos ejemplos donde las personas que han perdido a su madre o padre a temprana edad han logrado grandes cosas. Mi amigo Oswald Mbuyiseni Mtshali, un famoso poeta surafricano, una vez me dijo que el primer poema que escribió fue a su madre. Él dijo: "La muerte de mi madre fue un gran impacto para mí, tan grande que casi no me pude recuperar de él. Me tomó mucho tiempo superarlo. Pero eventualmente yo notaba algo: que cualquier fuerza que yo tenía me la había dado mi madre. Las palabras de mi madre permanecían vivas en mí. Mi madre vivía dentro de mí. Cuando me di cuenta de ello, un poema para mi madre surgió espontáneamente desde lo más profundo de mi corazón".

Luchando para sobreponernos a la pena y tristeza que acompaña a la muerte, nos hacemos más conscientes de la dignidad de la vida y compartimos el sufrimiento de otros como el nuestro propio.

La biblioteca de la universidad de Harvard fue donada por una mujer que perdió a su hijo en el trágico hundimiento del Titanic. en 1912. Su hijo, Harry Elkins Widener, quien murió a la edad de 27 años, era egresado de Harvard, tenía pasión por la lectura y había coleccionado muchos libros. Él había hecho un viaje de compra de libros cuando abordó el Titanic, junto con su padre y su madre.

Harry era un hijo adorable para su madre, un joven galante y heroico. Viendo a su madre a salvo en el bote salvavidas, se quedó atrás con su padre en el barco que se hundía. Su colección de más de tres mil valiosos libros fue donada a la universidad, pero no había lugar donde ponerlos. Esto impulsó a su madre a donar grandes cantidades de dinero a fin de que se pudiera construir una biblioteca. Más allá de esta tragedia, vino un invalorable regalo para innumerables estudiantes.

Aquellos que pueden superar el dolor y continuar viviendo con fuerza y coraje, merecen respeto. Yo admiro mucho a alguien que pueda superar sus propios sufrimientos y seguir adelante para dejar tras de sí algo de valor para las generaciones futuras.

ACERCA DE LA MUERTE

Extraído de "DEVELANDO LOS MISTERIOS DEL NACIMIENTO Y LA MUERTE: EL BUDISMO EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO" de Daisaku Ikeda.
Trad. Eduardo Ciancaglini
Según la concepción budista, la vida es eterna. Se cree que se atraviesa por sucesivas encarnaciones, de manera tal que la muerte es considerada no tanto como la cesación de una existencia sino como el comienzo de otra diferente. Para el budismo el fenómeno de transmigración es evidente y se le da el nombre sánscrito de samsara.
En un breve ensayo denominado "Filosofía de la vida", Josei Toda enuncia sus ideas acerca de este tema, mientras estaba en prisión durante la Segunda Guerra:

"Mientras estaba detenido en una fría prisión a causa de acusaciones infundadas, viviendo una vida de soledad y aislamiento, meditaba día tras día y mes tras mes acerca de la naturaleza última de la vida. ¿Qué es la vida? ¿Es eterna? ¿Existe solamente en este planeta? A lo largo de la historia, los hombres sabios han tratado de abordar estos acertijos, cada uno tratando de resolverlo a su propia manera. En la suciedad de la prisión, los piojos se reproducían libremente. Un día, como si se sintieran invitados por el tibio sol primaveral, varios piojos aparecieron alegremente... Aplasté uno con mi uña, pero los demás seguían saltando llenos de vida. ¿Adónde se había ido la vida que había animado a ese ser viviente? ¿Había desaparecido para siempre de este mundo?"

ETAPAS DE LA MUERTE

La Dra. Elisabeth Kübler-Ross es una renombrada pionera en el campo del estudio clínico de la muerte. Ella sostiene que los pacientes terminales generalmente atraviesan por cinco etapas a medida que se aproximan a la muerte:

1) Incredulidad
2) Ira, furia
3) Autoengaño
4) Depresión o duelo preparatorio
5) Aceptación

Los pacientes que tienen una fe religiosa fuerte, tienden a morir más calmamente que aquéllos que carecen de ella.
Muchas personas se acercan a la muerte con sentimientos de ira o depresión. Las personas que se resisten a morir hasta el último momento pueden llegar a crearse a sí mismas algo así como una agonía adicional, mientras que aquéllos que han aceptado el hecho de que están muriendo sólo a nivel superficial, meramente resignándose a su suerte, suelen morir mucho menos pacíficamente que aquéllos que auténticamente aceptan que el fin se aproxima.
Enfrentar la muerte cara a cara puede incluso hacer surgir sentimientos positivos de misericordia y benevolencia. En el fin de nuestras vidas, tanto las energías positivas como las negativas emergen de nuestro inconsciente (la conciencia alaya) y, frecuentemente los sentimientos negativos superan a los positivos; con el objeto de controlar esta negatividad, debemos transformarla, vale decir, fortalecer nuestra energía positiva: es aquí donde es esencial que comprendamos cabalmente las enseñanzas del budismo si queremos prepararnos correctamente para la muerte. Nichiren Daishonin dice:

"Nagarjuna explica el carácter myo de myoho o Ley Mística, diciendo que "es como un excelente médico que puede cambiar veneno en medicina". Veneno significa los tres caminos de los deseos mundanos, karma y sufrimientos de la vida. Medicina significa las tres virtudes de la Ley: la naturaleza del dharma, sabiduría y emancipación o libertad. Cambiar veneno en medicina significa transformar los Tres Caminos en las Tres Virtudes."

Este pasaje implica que la última Ley del Universo puede cambiar los aspectos negativos de la vida -representados por los Tres Caminos- en aspectos positivos, representados por las Tres Virtudes. La Ley Mística puede transformar la esfera de la conciencia alaya (almacén del karma) identificándola con la esfera de la Novena Conciencia o amala que trasciende la octava, más pequeña y está libre de impurezas kármicas. A través de la aceptación y fe en la Ley última, la energía vital de la budeidad latente en nuestra Novena Conciencia es activada de manera que los otros niveles de conciencia son bañados por el poderoso torrente de esta fuerza vital.

EL PROCESO DE MORIR

Cuando atravesamos el portal de la muerte, tanto nuestras condiciones físicas como psicológicas se ven profundamente afectadas. La manera en que nos afecta impacta de forma crucial en cómo renacerá nuestra vida. Muchos textos budistas consideran que existen cuatro etapas o niveles a las que toda vida se halla sujeta:

1) Existencia durante el nacimiento
2) Existencia durante la vida
3) Existencia durante la muerte
4) Existencia entre la muerte y el nacimiento (también llamada "existencia intermedia").

La existencia durante la muerte es así considerada en budismo como muy distinta de la existencia durante la vida, implicando que la fase de la muerte es completamente distinta de la de la vida. En el proceso de atravesar al morir a la existencia intermedia experimentamos una transformación de nuestro ser. Durante esta etapa, las numerosas funciones vitales se convierten en latentes y son almacenadas en la conciencia alaya. Estas funciones incluyen las primeras cinco conciencias de los sentidos, la conciencia de la mente y la conciencia manas que constituye el centro de la autoconciencia. Cuando la sexta y séptima conciencia pasan al estado de latencia, todas las actividades psicológicas, incluyendo las funciones mentales y los deseos emocionales, se ven convertidos en semillas inactivas y depositadas en el almacén kármico de la conciencia octava o alaya. Al mismo tiempo, nuestro ser físico comienza a ser desintegrado y su energía también es absorbida por la conciencia alaya.
En medio del torbellino de este proceso, es natural que nuestra manera de experimentar sea muy distinta de aquélla que teníamos en vida. Si nos sentimos atemorizados y confusos a causa de todas estas sensaciones desconocidas, permitiendo a los deseos mundanos e ilusiones que penetren en nuestras vidas en una frenética batalla en el momento de morir, todos los esfuerzos que podamos haber realizado para elevarnos, si no fueron basados en la Ley Mística, pueden ser anulados en un simple instante. La manera en que enfrentamos el momento de la muerte determina si coronamos o no nuestra vida de completa realización.
Desde el punto de vista budista, nuestra capacidad para atravesar exitosamente el proceso de morir depende de nuestros firmes esfuerzos durante la vida en acumular buenas causas y fortalecer la base de bondad en las profundidades de nuestras vidas.

EL KARMA

La acumulación de buenas causas durante la propia vida equivale a una muerte tranquila. Dañar de palabra o acción a otros nos conduce a los Tres Malos Caminos. Pero si bien es importante el balance del karma al momento de la muerte, mucho más importante es nuestra capacidad para mantener inamovible nuestra fe en la Ley Mística: esto es lo que transforma fundamentalmente los sufrimientos de la muerte de los Tres Malos Caminos en la maravillosa experiencia de atravesar ese umbral con un estado de vida elevado. Por eso Nichiren Daishonin recomienda que adquiramos de por vida el hábito de invocar Nam-myoho-renge-kyo con la profunda convicción de que nuestra vida es, en esencia, idéntica a la del Buda. El Daishonin dice:

"Si una persona despierta plenamente a la verdad de que la mente de los mortales comunes y la mente del Buda son una sola, ni siquiera su mal karma impedirá que muera en paz ni los pensamientos erráticos lo atarán al ciclo de nacimiento y muerte."

Este estado iluminado, pleno de bondad y misericordia, se refleja en el cuerpo, en el aspecto físico del individuo fallecido. Los efectos acumulados a través de invocar daimoku trascienden la dimensión del mal karma. De este modo, no importa los sufrimientos o calamidades que uno pueda haber encontrado en vida, si una persona cree en la Ley Mística e invoca Nam-myoho-renge-kyo, inevitablemente disfrutará de paz mental en el momento de la muerte y su vida se fusionará con la vida de la budeidad del Universo. Más aún, si los miembros de una familia practican el budismo juntos y manifiestan la budeidad, serán capaces -más allá de sus momentos individuales de la muerte- de estar nuevamente juntos en la existencia siguiente. Nichiren Daishonin dice:

"Aquéllos que practican este sutra se dirigirán al mismo lugar: el Pico del Águila. Más aún, debido a que su difunto padre creía en el Sutra del Loto al igual que usted, definitivamente él renacerá junto a usted en la próxima existencia."


HACIA UNA PERSPECTIVA MÁS AMPLIA

A lo largo de la eternidad de la vida continuamente atravesamos el ciclo natural de nacimiento y muerte. Al morir, nuestra vida retorna a la vida del Universo, de manera muy parecida a la que la espuma del mar vuelve a las aguas del océano. El budismo nos permite conocer la Ley eterna que penetra todo ser viviente y todo fenómeno de universo entero. El nacimiento y la muerte de los seres vivientes, el surgimiento y cesación de los fenómenos inanimados y el constante flujo de todo el cosmos constituyen todas manifestaciones de esa Ley. Es el funcionamiento de esta Ley el que nos capacita para continuar eternamente de una existencia a otra.
Shakyamuni consideró su propia muerte más como un medio que como un fin: explicó a sus seguidores que, si él permaneciera para siempre en este mundo, las gentes terminarían confiando más en él que en sus propias percepciones mentales de su budeidad. Por lo tanto, enseñó que el Buda no debía permanecer en este mundo para siempre sino venir de a intervalos. Por eso instó a la gente a que, en lugar de buscar la misericordia, compasión y sabiduría del Buda, buscara su propia iluminación a través de sus enseñanzas y el propio esfuerzo individual.
La vida de cada ser humano es, de este modo, un medio hacia un propósito: poder renacer. A medida que envejecemos, nos debilitamos, enfermamos y, a su tiempo, morimos. Pero no morimos por nada: morimos con el propósito de comenzar una nueva vida. El propósito fundamental de la muerte es permitirnos renacer en la próxima fase de nuestra vida eterna. El capítulo 16 del Sutra del Loto dice: "No existe flujo o reflujo de nacimiento y muerte". En el Ongi Kuden, Nichiren Daishonin interpreta esta frase así:

"Si el nacimiento y muerte son percibidos como inmanentes a la eternidad de la vida, no existe nacimiento ni muerte. Si no existe nacimiento ni muerte, tampoco existe aparición ni desaparición. Esto no quiere decir simplemente que no hay ni nacimiento ni muerte. Contemplar el nacimiento y muerte con rechazo y tratar de separarse uno mismo de ellos constituye una ilusión y es reflejo de la creencia de que la iluminación se adquiere en algún momento determinado. Pero percibir claramente nacimiento y muerte como fenómenos alternos de la eternidad de la vida es verdadero despertar, la toma de conciencia de que la iluminación es inherente eternamente. Nichiren y sus discípulos que invocan Nam-myoho-renge-kyo toman conciencia de que nacimiento y muerte o surgimiento y desaparición son solamente expresiones de la acción intrínseca de la eternidad de la vida."

Este pasaje expande la visión de que nacimiento y muerte son inmanentes a la eternidad de la vida, una de las doctrinas budistas más profundas. La palabra "inmanente" significa que la vida de uno no fue creada por ningún ser superior o trascendente ni por las acciones de los padres, sino que siempre existió dentro del universo. El término "eternidad de la vida" significa que la propia vida ha venido existiendo y existirá eternamente en el universo: nunca comenzó y nunca terminará, y su existencia no es intermitente sino continua. Fuera del nacimiento y la muerte no puede haber eternidad de la vida. Nacimiento y muerte existen a lo largo de la eternidad como dos aspectos de la vida.
Si percibimos correctamente que el nacimiento y la muerte son aspectos de la eternidad de la vida, tal como Nichiren Daishonin lo explica, transitaremos de la ilusión al despertar o, en otras palabras, de la visión superficial de que la iluminación se producirá cuando nos liberemos del nacimiento y la muerte a la profunda comprensión de que la iluminación es por siempre inherente a nosotros. Entonces no temeremos más los sufrimientos de nacimiento y muerte y, por el contrario, acumularemos tesoros de incalculable valor dentro de nuestras vidas, basados en nuestra budeidad eterna e indestructible, de manera tal que podamos eternamente disfrutar de la incesante repetición del ciclo de nacimiento-muerte-nacimiento... etc.
Si tenemos fe y practicamos la Ley Mística, naturalmente nos daremos cuenta de que nuestras vidas son eternas. Al mismo tiempo, ya sea que lo reconozcamos o no, seremos capaces naturalmente de desarrollar todos los tesoros de la vida eterna.
Cuando observamos la naturaleza, la sociedad y nuestros propios asuntos cotidianos no podemos dejar de darnos cuenta de que los tres se encuentran en un constante estado de fluctuación, nunca permaneciendo en el mismo estado y constantemente repitiendo el ciclo de nacimiento y muerte. Y, en cuanto percibimos que la vida coexiste con el universo y que el nacimiento y la muerte son aspectos alternados de la eternidad de la vida, podemos entender nuestras propias vidas y las vidas de todos aquéllos que nos rodean -sin mencionar el mundo como un todo- con una profunda interiorización y simpatía... dejamos de experimentar miedo a la muerte. A través de descubrir nuestro ser inmutable -el Yo no afectado por los asuntos mundanos de la sociedad o de los hombres- somos capaces de vencer nuestro miedo a la muerte. Es mi convicción que no hay nada más hermoso para un ser humano que alcanzar este estado de vida.
Creo que una forma completamente nueva de sociedad, basada en el concepto de eternidad de la vida, dará paso a un amanecer más brillante que cualquier otro en los miles de años de historia de la humanidad. Y creo que este amanecer representará el florecimiento de la felicidad eterna. Este será el tiempo en el cual la humanidad pondrá término a su historia de miseria e iniciará su avance a lo largo del gran camino de la felicidad eterna. De todos los logros humanos, éste será el más grande.

La vida y la muerte (por Daisaku Ikeda).

La muerte es algo de lo que nadie puede escapar. La muerte sigue a la vida con tanta seguridad como la noche sigue al día, el invierno sigue al otoño o la vejez sigue a la juventud. Las personas se preparan para no sufrir cuando les llegue el invierno; se preparan para no tener que sufrir en la vejez. ¡Pero pocos se preparan para la certeza aun mayor de la muerte!

La sociedad moderna ha alejado su mirada de este problema tan fundamental. Para la mayoría de las personas, la muerte es algo a temer, algo terrible o si no, sólo la ausencia de vida, algo hueco y vacío. Y la muerte ha llegado a ser considerada incluso como algo “antinatural.”

¿Qué es la muerte? ¿Qué ocurre con nosotros después de que morimos? Podemos intentar ignorar estas preguntas. Muchas personas lo hacen. Pero si ignoramos la muerte, creo que estaremos condenados a vivir una existencia poco profunda, a vivir insatisfechos, espiritualmente hablando. Puede que hasta nos convenzamos a nosotros mismos de que, de alguna manera, haremos una transacción con la muerte "cuando llegue el momento." Algunas personas se mantienen muy comprometidas en un sinfín de constantes tareas que le evitan pensar en los problemas fundamentales de la vida y la muerte. Pero en semejante estado mental, la alegría que sentimos es, en fin de cuentas, frágil y se encuentra ensombrecida por la presencia ineludible de muerte. Es mi firme creencia que enfrentar el problema de la muerte puede ayudar a traer verdadera estabilidad, paz y profundidad a nuestras vidas.

¿Qué es, entonces, la muerte? ¿Es sólo extinción, un retroceso hacia la nada? ¿O es la puerta hacia una nueva vida, una transformación en lugar de un fin? ¿Acaso es que la vida no es más que una fase fugaz de actividad precedida y seguida por la quietud y la no-existencia? ¿O será que tiene una continuidad más profunda, que persiste más allá de la muerte en alguna forma u otra?

Según el punto de vista budista, la idea de que nuestras vidas acaban con la muerte, es interpretada como una captación muy equivocada de la realidad. El budismo ve que todo en el universo, todo lo que ocurre en él, es parte de un inmenso tejido viviente de interconexiones. La energía vibrante que nosotros llamamos vida y que fluye a lo largo y ancho del universo no tiene principio ni final. La vida es un proceso continuo y dinámico de cambio. ¿Por qué, entonces, ha de ser la vida humana la única excepción? ¿Por qué ha de ser nuestra existencia algo arbitrario, aislado y desconectado del ritmo universal de la vida?

Nosotros sabemos ahora que las estrellas y las galaxias nacen, viven lo que les corresponde por naturaleza vivir, y mueren. Lo que es aplicable a las inmensas realidades del universo es igualmente aplicable al reino en miniatura de nuestros cuerpos. Desde una perspectiva totalmente física, nuestros cuerpos están constituidos por los mismos materiales y compuestos químicos que constituyen a las galaxias más distantes. En este sentido nosotros somos, literalmente, hijos de las estrellas.

Un cuerpo humano consta de unos sesenta billones de células individualizadas y la vida es la fuerza inherente que armoniza el infinitamente complejo funcionamiento de este arrebatador número de células. A cada momento, enormes cantidades de estas células mueren y son reemplazadas por el nacimiento de otras. A este nivel, cada uno de nosotros está experimentando día a día los ciclos de nacimiento y muerte.

En términos muy prácticos, la muerte es necesaria. Si las personas vivieran para siempre, tarde o temprano empezarían a anhelar la muerte. Sin la muerte, enfrentaríamos gran cantidad de nuevos problemas, desde la superpoblación hasta el hecho de que las personas tuvieran que vivir para siempre en cuerpos avejentados. La muerte hace espacio para la renovación y la regeneración.

La muerte debe, por consiguiente, agradecerse tanto como se agradece la vida, como una bendición. El budismo ve la muerte como un período de descanso, como un sueño a partir del cual la vida recobra energía y se prepara para nuevos ciclos de existencia. No hay ninguna razón para temerle a la muerte, para odiarla o para buscar desterrarla de nuestras mentes.

La muerte no discrimina, nos despoja de todo. La fama, la riqueza y el poder son todos inútiles en los solemnes momentos finales de la vida. Cuando el momento llega, en lo único que podemos confiar es en nosotros mismos. Ésta es una confrontación imponente ante la cual nos presentamos con la sola armadura de nuestra cruda humanidad, del registro real de lo que hemos hecho, de cómo hemos escogido vivir nuestras vidas. "¿He sido fiel a mí mismo? ¿Qué contribución he aportado yo al mundo? ¿Cuáles son mis satisfacciones o pesares?"

Para morir bien, uno tiene que haber vivido bien. Para quienes han vivido fieles a sus convicciones, para quienes han trabajado por llevar felicidad a los demás, la muerte puede venir como un placentero descanso, como un sueño bien ganado después de un día de agradable ejercicio.

Yo me sentí muy impresionado cuando supe sobre la actitud que asumió mi amigo David Norton, al confrontar su propia muerte, hace algunos años.

Cuando sólo tenía diecisiete años, el joven David era un bombero paracaidista voluntario que se lanzaba en las áreas inaccesibles con el fin de cortar árboles y excavar trincheras para impedir que los fuegos se extendieran. Él hacía esto, decía él, para aprender a enfrentar sus propio miedos.

Cuando tenía alrededor de sesenta y cinco años, le fue diagnosticado un cáncer avanzado y enfrentó la muerte con actitud de avance hasta encontrar que el dolor no lo derrotaría. Tampoco encontró él que la muerte fuese una experiencia solitaria. Según su esposa, Mary, rodeado por todos sus amigos, su marido enfrentó la muerte sin miedo, y se refería a ella como: "otra aventura; el mismo tipo de prueba que se enfrentan ante un fuego en el bosque."

"Yo supongo que lo primero sobre semejante aventura," dijo Mary, "es que es una oportunidad en la que uno puede desafiarse a sí mismo. Es salirse de situaciones que son cómodas, en las que uno sabe lo que está ocurriendo y en las que uno no tiene nada de qué preocuparse. Es una oportunidad para crecer. Es una oportunidad para uno transformarse a sí mismo en lo que uno necesita ser. Pero es algo que se debe enfrentar sin miedo."

El estar consciente de la muerte nos permite vivir cada día y cada momento lleno de agradecimiento hacia la incomparable oportunidad que tenemos de crear algo durante nuestra estadía en la Tierra. Creo que para disfrutar verdadera felicidad debemos vivir cada momento como si fuese el último. El presente nunca volverá. Podemos hablar del pasado o del futuro, pero la única realidad que tenemos es este momento presente. Y el confrontar la realidad de la muerte realmente nos permite generar creatividad ilimitada, valor y alegría en cada momento que vivimos.

domingo, junio 05, 2011

Diseñador gráfico sobre ruedas

Shohei Yasuda, Japón

"Desde que me hice miembro de la Soka Gakkai, hace diez años, mi actitud hacia la vida ha cambiado totalmente", dice Shohei Yasuda, a quien aquejó un debilitante tumor cerebral veinte años atrás. Shohei, de 40 años de edad, un líder de los jóvenes de la Soka Gakkai en su organización local, habla acerca de la manera en que transformó su vida interior y sus circunstancias externas.

Habiendo competido en el Campeonato Nacional de Kendo en mi época de estudiante de segunda enseñanza básica, siempre había confiado mucho en mi fuerza y en mi capacidad atlética. A los 19 años me trasladé a Tokio, desde mi hogar en la prefectura de Akita, para estudiar en una escuela vocacional de diseño. Fue por entonces que empecé a notar que algo en mi salud no estaba muy bien.

Comencé a andar a tropezones sin una razón aparente y también experimentaba un agotamiento extremo. Después de algunas pruebas, me diagnosticaron un tumor cerebral. Pasé por dos cirugías de 20 horas. Aunque los tumores fueron removidos con éxito, me quedó un desorden en la función motora por debajo de las rodillas en ambas piernas.

Después de dos años de rigurosa rehabilitación, finalmente volví a mi vida diaria –pero en una silla de ruedas. Atravesé momentos muy difíciles y con frecuencia me sentía amargado. Pero gracias a mis compañeros de clase de la escuela de diseño que siempre estaban alentándome y apoyándome, de alguna manera pude perseverar. Una de esos compañeros era Emiko (39) (en la actualidad líder de la División de Damas de la Soka Gakkai), con quien me casé en 1994 a los 27 años.


Yo sabía que su familia había ingresado a la Soka Gakkai poco después de que Emiko naciera, y que ella se dedicaba a su práctica del budismo y, a pesar de eso, quedé muy sorprendido al verla traer consigo su altar budista cuando se mudó para vivir conmigo en mi tierra natal en la prefectura de Akita, adonde yo había retornado luego de mi graduación. Poco a poco, sin embargo, comencé a respetar su fe y pude profundizar mi comprensión del budismo. Ella me llevó a ver un vídeo de una reunión de responsables de la Soka Gakkai, donde el presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, estaba ofreciendo un discurso. Quedé profundamente conmovido por su calidez y amor compasivo. Empecé a sentir que había algo muy peculiar en esta religión.

Mirando retrospectivamente, ahora recuerdo que atravesando todavía una profunda desesperanza debido a mi condición, sentí un abrumador deseo por descubrir una esperanza genuina y vivir basado en ella, y el aliento del presidente Ikeda y mi interacción directa con los miembros de la Soka Gakkai fueron los factores que se convirtieron en la fuente de esa esperanza. Todo lo referente al budismo de Nichiren y a la Soka Gakkai caló profundamente en mi corazón. "Nam-myoho-renge-kyo es como el rugido de un león. Por lo tanto, ¿qué enfermedad puede ser un obstáculo?". Este pasaje de una de las cartas de aliento de Nichiren a un creyente me sacudió como un rayo. De este fragmento aprendí que practicando el budismo uno puede lograr un estado de vida de absoluta felicidad y mantenerse firme sin ser afectado por las circunstancias externas. Sorprendido, pensé, "Tal vez yo también pueda vivir de esa manera". Comencé a creer que mi vida poseía un potencial inmenso que tenía que revelar.

Pero cuando me sentía más realista, me decía a mi mismo, "No. No es posible". Para ser honesto, lo único que a mí me preocupaba era si, realmente, podría recitar el Sutra del loto todas las mañanas y tardes. Mientras más pensaba acerca de probar la práctica, menos confianza tenía. Pero también me daba cuenta de que sólo estaba poniendo excusas para no hacerlo. Parecía que me faltaba el coraje para abrazar esta práctica con la que podía crear y realizar mis sueños. Le estaba poniendo limitaciones a mi vida.

Ahora me avergüenza hablar de esto, pero, en realidad, ni siquiera podía decirme a mí mismo que me gustaría probar la práctica. Más bien, esperé a que mi esposa me lo preguntara, y entonces, desempeñé el papel del esposo poco dispuesto para abrazar la fe, que había sido atemorizado para que lo hiciera. Fue al tercer año de nuestro matrimonio. Si bien el paso que di fue uno pequeño, el cambio que experimenté fue dramático. De pronto me encontré sintiendo, "¡Quiero ser un diseñador que pueda transmitir mi mensaje al mundo!". "¡Quiero crear diseños que conmuevan a la gente!".

Hasta entonces, pensaba en mi trabajo simplemente como un medio para ganarme la vida. Después de comenzar a practicar el budismo de Nichiren, mi trabajo se convirtió en algo mucho más significativo. Empecé a aspirar a un sueño diferente. Fue como si una vela se encendiera de improviso dentro de mi vida. Con la convicción de "ninguna oración quedará sin respuesta", me esforcé al máximo incluso en los proyectos más pequeños.

Eventualmente, conocí a un diseñador de mayor categoría que trabajaba en Tokio que me confió un proyecto para una empresa importante. Esto se convirtió en un gran avance para mi carrera. Después de eso, recibí varias ofertas para proyectos mayores que marcaron significativos hitos en mi trabajo. Nuevos lugares se estaban abriendo en mi vida, pero la expectación tuvo corta duración.

Mi esposa, quien no había podido adaptarse al duro clima del norte, se debilitaba cada vez más. Yo estaba indeciso entre mi preocupación por su salud, que significaba que tenía que trasladarme a un área más cálida, y mi floreciente carrera. Para entonces, con mi práctica budista, yo era una persona más fuerte y más positiva. Determiné orar y buscar una solución para ambos problemas y entoné con el "rugido de un león". Finalmente, tomé la decisión de abandonar mi hogar en el norte del Japón. Con el apoyo de mi familia y mis amigos, nos mudamos a la tierra natal de mi esposa, la ciudad de Matsudo, en la prefectura de Chiba, donde el clima es más cálido.

Ahora comprendo que el tener una filosofía sana hizo una gran diferencia cuando tuve que tomar la decisión "correcta" en una encrucijada fundamental de mi vida. Hay demasiadas personas que evitan tomar decisiones importantes y sólo dejan que la vida las lleve por donde ella quiera. Cambiar la dirección en la vida, sin embargo, conlleva nuevos desafíos. Siendo discapacitado, yo siempre estaba batallando con la ansiedad de saber si podría encontrar un nuevo trabajo. Para mi sorpresa, las cosas resultaron más fáciles de lo que yo había previsto. Aseguré un trabajo en una empresa de diseños, en un ambiente acondicionado para discapacitados. Las condiciones eran magníficas. La empresa incluso dispuso un espacio de parqueo privado para mí.

Cinco años han transcurrido desde que nos mudamos a Chiba. Cada uno de los días en el trabajo ha sido una serie de pruebas y tribulaciones, pero asimismo de victorias. Mi esposa también es diseñadora y, juntos, hemos llorado, hemos reído y nos hemos regocijado. Nuestra vida ha transcurrido como montados en una gran montaña rusa. Ahora, después de cinco años de practicar el budismo de Nichiren, siento que mis horizontes se han expandido y que he desarrollado una perspectiva más elevada y más profunda en la vida que, creo, se refleja en mi trabajo.

En enero de 2005, di otro valiente paso y lancé mi propia empresa de diseño. He sido beneficiado con estimulantes proyectos, tales como el de crear una página web oficial para un museo de arte. La Comisión de Turismo de Shizuoka me concedió un premio por la página web que diseñé para unas instalaciones de recreo. A través de mi trabajo, he transmitido mi mensaje a muchas personas –lo que ha sido mi más profunda ambición. Todo esto se debe a que pude cultivar mi propia vida, por lo cual estoy profundamente agradecido.

El año pasado marcó mi segunda década como persona con disfunción motora y el décimo aniversario de mi ingreso a la Soka Gakkai. Tal vez físicamente pueda ser considerado un discapacitado, pero en mi corazón ¡soy más libre que cualquiera! Junto con mi esposa, estoy decidido a desarrollarme aún más y a vivir mi vida en compañía de mis amigos miembros de la SGI y mi mentor, quien me enseñó a poner en práctica el budismo de Nichiren.

[Adaptado de una experiencia que apareció publicada en la edición del 6 de septiembre de 2006 del periódico Seikyo Shimbun, Soka Gakkai, Japón]

Daimoku

Esta grabación la realicé hace un par de meses en la asamblea de Jóvenes realizada en Zaragoza, España. El dispositivo era de baja calidad, vamos un móvil, pero luego al editar pude aumentar un poco el volúmen.

Gracias

Hola a tod@s, quiero dar las gracias por vuestro apoyo y participación en este blog.
También quisiera dar las gracias por ayudar a mantener el blog con vuestro apoyo a la publicidad que hay en el mismo.
Sinceramente me habéis ayudado muchísimo; Muchísimas Gracias.
Un Saludo.

Atte: Darpo

CURSO BUDISMO BÁSICO XIV

* Aprendizaje y Comprensión Intuitiva

En el estado de Aprendizaje, buscamos la verdad mediante las enseñanzas o experiencias de otros, mientras que, en el estado de Comprensión Intuitiva, buscamos la verdad mediante nuestra propia percepción directa del mundo.

Estos dos estados son también conocidos como los dos vehículos. El estado de Éxtasis y los estados de Aprendizaje y de Comprensión Intuitiva tienen algo en común, y es que ambos, indican logros espirituales, pero las personas de los dos vehículos, poseen un estado de vida más elevado, no consideran la condición alcanzada como una meta absoluta. No se apegan a eso que lograron. En el estado de Éxtasis consideramos ese momento de dicha como un logro final, pero cuando transitamos por los estados de Aprendizaje o Comprensión Intuitiva lo consideramos como un "paso intermedio" en nuestra búsqueda de la felicidad permanente de la Budeidad. En este estado percibimos la insustancialidad y el origen dependiente que opera dentro de todos los fenómenos y que todas y cada una de las cosas existen mediante la interacción temporal de causas internas y relaciones.
A esto se le llama "fusión temporal entre la causa interna y la relación". Esto, podemos observarlo fácilmente en nosotros mismos: los rasgos que creemos que constituyen nuestro "yo", en realidad, no son más que un aspecto temporal que adoptamos. Nadie puede evitar los cambios. El que hoy es sano, en algún momento puede enfermar, y por cierto, va a morir. El joven envejece en un abrir y cerrar de ojos. En realidad el que éramos hace diez años no es el mismo que existe hoy.
El "yo" inmutable no existe. El budismo enseña que uno debe descartar el apego al yo, pero esto no significa no poseer el yo. El concepto refleja el punto de vista según el cual el yo está sujeto a cambios perpetuos, y nunca se presenta como algo fijo. Esta posición considera al yo como una entidad básicamente insustancial o vacía.

Pero cuando estemos en los estados que van del Infierno hasta el Éxtasis suponemos que el yo es invariable y desarrollamos apego a él y a sus posesiones.

En otras palabras, percibimos que todas las cosas tienen "sustancia". Esto nos lleva a creer que tanto el sufrimiento como la dicha son para siempre.

En cambio, cuando estamos en los estados de Aprendizaje y Comprensión Intuitiva podemos intuir la naturaleza esencialmente "vacía" de todos los fenómenos; es decir, comprender la verdad de la insubstancialidad. Esta percepción de la realidad de las cosas es una gran aliada, tanto para no perder la esperanza en los momentos difíciles, como para no descuidarnos y dormirnos cuando los vientos nos son favorables.

También en este estado, podemos sentirnos tan embelesados con nuestros progresos que descuidemos descubrir nuestro verdadero potencial: los estados de Bodhisattva y Budeidad e incluso mirar a las personas de los seis estados con cierto desdén.

Nichiren Daishonin expone en el Gosho la Apertura de lo Ojos:

"Los seguidores devotos de las enseñanzas no budistas [...] remontándose a los mundos de la forma y de lo informe, creen que han llegado al nirvana cuando alcanzan el nivel más elevado de los cielos. Pero aunque se abren paso hacia arriba, trabajosamente, como un gusano, caen desde el cielo donde no hay pensamiento ni no-pensamiento sólo para descender hasta los tres malos caminos. Ni uno solo de ellos logra permanecer en el nivel de los cielos..."

sábado, junio 04, 2011

Oscuridad Fundamental

Existe algo en todas las personas que nos hace querer usar la vida o las vidas de los
demás para  alcanzar nuestros propósitos. Cuando nos sentimos así, no podemos valorar
a las otras personas tal como son, sino solo en cuanto a que encajan en nuestros
esquemas. Esta aptitud para valorar la vida en sí misma, toda la vida, ya sea que nos
concierna o no, o que nos sea útil para algo; es a lo que se refiere el término
Oscuridad Fundamental.

Podemos pensar que estamos dominados por la oscuridad fundamental si nos queremos a
nosotros mismos y odiamos o somos indiferentes ante los demás.
Pero la cosa va más allá. Cuando no queremos al mundo, tampoco podemos querernos a
nosotros mismos. Cuando no somos capaces de respetarnos, no podemos respetar al resto
del mundo. Esta ilusa percepción de nosotros y los demás es la oscuridad fundamental.
Es la ignorancia de la verdadera naturaleza de la vida. Sumergidos en este engaño, no
podemos manifestar nuestra naturaleza de Buda.

Nuestra ignorancia proviene de la creencia errada de que nuestras vidas son
entidades separadas; que la vida es más mecánica que holística. Es de esperarse que
se perciba la vida de manera mecánica ya que, hasta hace poco, varias ramas de la
ciencia han hecho énfasis en este enfoque. Sin embargo, la oscuridad fundamental es inherente a toda la vida a pesar de las teorías científicas.Ésta (la oscuridad fundamental) se pone de manifiesto en el énfasis que ponemos en nuestro ego, nuestros pensamientos de “yo”, “lo mío”, “mi beneficio”, “mi progreso”. Como resalta el presidente Ikeda: Según el concepto budista del principio dependiente, todas las entidades de vida existen debido a las relaciones mutuamente interdependientes, y sin otras entidades de vida nuestra propia vida no existiría. Por lo tanto... si uno basa sus acciones sólo en pensamientos de “yo”, “lo mío”, “mi beneficio”, “mi progreso”, va en contra de la Ley fundamental de la vida. Tal comportamiento no solo tiene un efecto adverso sobre las personas de nuestro medio, sino que también produce resultados negativos para nosotros mismos. El Budismo considera al ego desde una perspectiva muy diferente a la mayoría de las religiones occidentales. Aquí en occidente tendemos a pensar en términos de “debo” y “no debo”, lo cual nos lleva asentir que estamos siendo “desobedientes” si ignoramos la autoridad que generalmente esta conferida o adjudicada a Dios. Contrario a esto, el Budismo de Nichiren Daishonin enseña que hacer énfasis en pensamientos y acciones egocéntricas, es alejarse cada vez más del sentido de integridad que es la verdadera naturaleza de la vida. Sentir esta integridad, le proporciona a nuestras vidas felicidad y un sentido de bienestar. Debido a que vivimos en una época más materialista que nunca, que tiende a incitar un acercamiento hambriento y codicioso hacia la vida, podremos darnos cuenta de que aún intentando tener pensamientos que no son del tipo “yo” y “lo mío”, parecemos desafiar las normas de la sociedad. Evidentemente, la influencia de nuestra oscuridad fundamental colectiva está siempre presente y frecuentemente nos domina. Salir del hechizo de “yo” y “lo mío” es difícil, pero es crucial para nuestro bienestar. A lo largo de este siglo los físicos y poco a poco los científicos en otros campos, han empezado a ver y a enseñar la interrelación de la vida. Tal como escribió el físico teórico Fritjof Capra en El Tao de la Física: Yo creo que el enfoque del mundo, sugerido por la física, no es consecuente con nuestra sociedad actual, lo cual no refleja la interrelación armoniosa que observamos en la naturaleza. Para lograr tal estado de equilibrio dinámico, se necesitará una estructura económica y social radicalmente diferente: una revolución cultural en el verdadero sentido de la palabra. La supervivencia de toda nuestra civilización puede depender de si podemos llevar a cabo este cambio. Desde que Capra escribió esto, muchos de nosotros, individualmente o en grupos, hemos, por lo menos, llegado a entender algo sobre la interrelación de la vida. Sin embargo, todavía hay mucho camino por recorrer si vamos a tener una verdadera “revolución cultural” basada en este concepto. Esta parece ser una de nuestras tareas más urgentes. Un entendimiento teórico de la interrelación es apenas el comienzo. Uno podría decir que el objetivo de nuestra práctica es vivir basados en este entendimiento. Queremos sentir todo el tiempo la interrelación de la vida. Estoy segura de que logramos este sentido de integridad a través de nuestra práctica budista para uno y para los demás. La práctica para nosotros no significa hacer énfasis en el “yo” y “lo mío” sino más bien despertar el deseo del bienestar para otros al igual que para nosotros. Es difícil llevar a cabo esta transformación. Aún así, debido a que es difícil, las recompensas son inmensas. Al esforzarnos por llegar a sentir esta totalidad nos estamos forjando a nosotros mismos. Como resultado, nuestra capacidad para influenciar al bienestar de los demás tendrá mucho más peso que la prisa desmesurada de la sociedad hacia la cultura del “yo” y “lo mío”. Respetar esto como la meta de nuestra práctica y trabajar para alcanzarlo a través de ella, es la clave para transformar nuestra oscuridad fundamental. Por Barbara Cahill Seikyo Criollo, Feb, 1999

lunes, mayo 30, 2011

Practícalo!

Ya lo sabemos: es gratis, no tiene contraindicaciones, brinda comprobados beneficios... Pero, ¡cómo cuesta practicar todos los días!

Por épocas nos ponemos metas claras, tomamos súper decisiones, y hacemos todo el daimoku del mundo por unos días... hasta que llega la inercia, el exceso de trabajo, todo lo que tenemos que estudiar, la salida que nos merecemos o las tareas que no hicimos, y el espacio destinado a erigir nuestra felicidad absoluta es devorado. Es en ese momento cuando aflojamos poco a poco nuestra decisión, y sentimos que “está bueno practicar… pero puedo dejarlo para mañana”.
A continuación, una guía de preguntas y respuestas útiles para renovarnos en esos momentos en que sostener cada minuto de daimoku nos insume más esfuerzo que estudiar de memoria las 1238 variedades de micro-organismos presentes en la selva mesopotámica.

1) ¿Qué nos pasa si NO practicamos algunos días?

No hacer gongyo un día no es para psicopatearnos ni perseguirnos, el Gohonzon no nos va a “reclamar” por no practicar, mucho menos ¡castigar!... De hecho, a decir verdad muchas personas son humanistas, felices y concretan muchos objetivos sin practicar (ni siquiera conocer) nunca el Budismo, lo que equivaldría a decir que NUNCA han hecho gongyo ni daimoku.
Por otra parte, orar SOLO para “cumplir” con la cantidad diaria de daimoku que nosotros mismos nos pautamos y no “fallarnos”, tampoco generará una gran diferencia positiva en nuestra vida.
Desde el punto de vista del Budismo del Daishonin, invocar al Gohonzon es reafirmar que somos Budas. Es ascender a la máxima altura que existe en nuestra vida para ver todo desde la más amplia dimensión, y luego “descender” para accionar en nuestra realidad concreta con coraje y sabiduría. Lo importante entonces no es cumplir con la cantidad de daimoku, sino SOSTENER cada día esta afirmación en nuestra oración y la firme decisión en nuestros objetivos
.
Sensei señala: “El Daishonin no dice nada sobre la cantidad de daimoku que uno tiene que hacer por día. Es algo que queda totalmente a criterio de cada uno, en base a su conciencia y a su sentido de la responsabilidad. La fe es un camino de por vida, así que no hay necesidad de sentirse excesivamente ansioso o angustiado acerca del poco o mucho daimoku que uno hace.
El Budismo existe para liberar a la gente, no para restringirla. Esforzarnos día tras día en la práctica del gongyo equivale a una suerte de ‘entrenamiento espiritual’, que purifica y limpia nuestra vida, pone a punto nuestro motor interior y nos lleva por buen camino durante cada jornada. La mente y el cuerpo funcionan de maravillas y nos sentimos bien sincronizados con el universo”.

2) ¿Cuántos años tendré que practicar hasta ser un Buda, ser feliz?

Comparemos la felicidad con la sensación de sentirnos con la panza llena después de una rica comida, incluido postre y café en el menú. Haciendo esta analogía, la pregunta de arriba sería: ¿cuánto alimento debería comer (años de práctica) hasta sentirme lleno y satisfecho (ser feliz)?
Alguien dirá que su respuesta es un plato de comida, para otro deberá ser una porción doble. Pero esta pregunta encierra una contradicción en sí misma… Acaso, ¿no volvemos a tener hambre al cabo de varias horas de la ingesta anterior? Así como es equivocado pensar que solo tendremos necesidad de comer una vez en la vida, y que una vez satisfechos nunca más volveremos a sentir hambre, es también erróneo sostener que la felicidad es estática, que es un estado que alcanzamos luego de “llenarnos” con cosas que nos causan regocijo, y que luego nunca más volveremos a experimentar desdichas ni dificultades.
El Daishonin afirma: “Sufra lo que tenga que sufrir, goce lo que tenga que gozar. Considere el sufrimiento y la alegría como hechos de la vida, y continúe invocando Nam-myoho-renge-kyo pase lo que pase. ¿No sería esto experimentar la ilimitada alegría que proviene de la Ley? Fortalezca su fe más y más”.
En definitiva, la práctica NO permite alcanzar una felicidad permanente y estática (algo así como estar todo el tiempo en una hamaca paraguaya con un coco en la mano sin que nada altere esta situación). Muy por el contrario, el Buda afirma que la práctica ES LA FELICIDAD EN SÍ MISMA, pues nos permite experimentar una genuina alegría en cada circunstancia que nos toque vivir. Por ende, practicar hasta el último instante de nuestra vida es la oportunidad de vivir una existencia colmada de triunfos y de auténtica dicha, pase lo que pase.

3) ¿Practico para ser Buda, o porque soy Buda practico?

¡Pavada de dilema! ¿El huevo o la gallina? ¿El campeonato o la Libertadores? ¿Pantalón o minifalda?
Analicemos el caso: practicar para llegar a ser un Buda implica que ESTAMOS AFIRMANDO que en principio NO LO SOMOS, y que con el paso del tiempo de práctica iremos elevando nuestro estado de vida hasta alcanzar finalmente la plenitud de la Budeidad. Esta visión establecería que debemos avanzar en nuestra vida ascendiendo de un estado de vida a otro superior, en una escalera de 10 peldaños (desde el estado de Infierno al de Budeidad). Esta visión de la práctica coincide con las enseñanzas expuestas por Shakyamuni en el período previo al Sutra del Loto, en sus enseñanzas provisorias.
Sin embargo, al momento de revelar la verdad, Shakyamuni afirma a través del Sutra del Loto que TODOS SOMOS BUDAS por igual, aquí y ahora. Recurrimos al Gosho para investigar sobre el tema: “Lo mismo sucede en el caso de un buda y un mortal común: no se trata de dos identidades separadas. Uno se llama ‘mortal común’ mientras duda de que la Budeidad y su propia vida son una misma cosa; pero una vez que percibe esta verdad, puede llamarse ‘buda’”.
Desde esta perspectiva, el Budismo del Daishonin nos revela que YA SOMOS BUDAS, que poseemos naturalmente este estado de vida y que por reconocernos como tales invocamos Nam-myoho-renge-kyo.
Llevándolo a nuestra vida cotidiana, practicar para llegar a ser budas es suponer que somos “chiquitos”, enfrentar cada obstáculo, superarlo, y esperar el siguiente para ir creciendo hasta llegar a ser un Buda indestructible. En cambio, partir de la premisa de que somos budas, es partir de nuestra máxima estatura, afirmar que cada obstáculo que se nos presenta es lo que necesitamos para poder “usar” nuestra Budeidad, y con esa convicción “salir a la cancha” para mostrar nuestra fortaleza y nuestro talento.

4) ¿Tengo que hacer daimoku por los demás o por mis objetivos?


La sinceridad frente al Gohonzon es fundamental: Sensei nos indica que “es natural que las oraciones se centren en nuestros propios deseos y sueños. No hay necesidad de fingir que uno está orando por algo elevado cuando no es así. Si lo hacen, en realidad se están engañando a sí mismos. Pero si invocan daimoku de una forma natural, sin reservas, por lo que más ansían, con el tiempo irán cultivando un estado de vida cada vez más amplio y noble. Desde luego, está perfectamente bien hacer daimoku con la decisión de ser una persona más generosa o por el bien de los amigos y del kosen-rufu, es decir, por la felicidad y la prosperidad de todas las personas. Son libres de hacer daimoku por lo que quieran. Todo queda en ustedes. Hacer el gongyo y el daimoku no son obligaciones, sino un estupendo derecho que todos tenemos”.
En definitiva, SI NUESTRO CORA-ZÓN ES SINCERO, persiguiendo un objetivo propio también estamos contribuyendo a la felicidad de los demás; sin duda, cada uno de nuestros amigos se verá contagiado al ver nuestro triunfo; y nuestra convicción en la fe se renovará para alentar más y mejor a nuestro entorno.

Practicar hasta que salga

Ser felices de verdad es trazarnos una gran meta (trabajo, amigos, sociedad, familia) y esforzarnos por concretarla. Pero, ¿por dónde empezar? EL PRIMER PASO, el fundamental, es nuestra DECISION EN LA FE.
“La fe nos permite transformar no sólo nuestros problemas cotidianos, sino también las bases mismas de nuestra vida. Mediante nuestra práctica budista, (gongyo y daimoku) podemos desarrollar un sólido núcleo interior, y una reserva inagotable de buena fortuna. (...)”.
Plenos de convicción en que no hay oración que quede sin respuesta, ¡¡desafiémonos con sinceridad en la fe hasta concretar sin falta todos y cada uno de nuestros grandes objetivos!!

Por VAS21Fuente: http://budismoperu.blogspot.com/

Experiencia


Lucha contra el VIH/SIDA

David Le Page, Sudáfrica



Sudáfrica aún está luchando contra la epidemia del SIDA, que cambió drásticamente la demografía desde 1994. Se estima que cinco millones de habitantes han sido afectados por el VIH, mil personas mueren diariamente y medio millón necesitan medicamentos antirretrovíricos. Pero la gente todavía tiene esperanzas.

Yo nací en Sudáfrica y me convertí al budismo en Ciudad del Cabo, en 1989. Mi trabajo como periodista de un diario nacional a finales de los 1990, me permitió conocer más sobre la enfermedad. En 2001, me mudé a Londres, pero jamás olvidé a los convalecientes que morían sin que nadie se percatara.

Basado en el principio budista de que toda enfermedad puede ser transformada en medicina, llegué a la conclusión de que el VIH/SIDA era una oportunidad sin igual para que la población del continente uniera sus esfuerzos, su talento y su valentía para enfrentar la pandemia y demostrar al mundo la apertura de una Centuria de África, como lo ha denominado el presidente Ikeda de la SGI. Teníamos que enfrentar el miedo a la muerte, atesorar cada día, reconocer nuestros lazos con el prójimo desconocido y superar nuestra debilidad como sociedad.

A comienzos de 2003, creé un sitio en la Internet para publicar mis reflexiones. Por ese intermedio, conocí a la Campaña de Acción para la Cura (Treatment Action Campaign) y su presidente Zackie Achmat, los cuales fueron nominados para el Premio Noble de la Paz en 2004. Achmat me invitó a trabajar con él en Sudáfrica, y lo hice. Me convertí en investigador y actué en un programa televisivo sobre el SIDA presentado por gente VIH positiva. Eso me permitió viajar por toda Sudáfrica; fui testigo de una ignorancia y un terror mortíferos, pero también de personas comunes que estaban luchando con un extraordinario coraje, y de la fuerza transformadora de la educación humanística.

Los activistas de la campaña usan ropa en la que se lee "VIH positivo". Declarar dicha condición requiere valor, ya que en ciertas comunidades se desprecia a los infectados. Los participantes en la campaña se dedican a transmitir conocimientos básicos sobre la salud y promover los derechos humanos; esta labor ha ayudado incluso a bajar el costo de los medicamentos antirretrovíricos, los cuales son limitados y caros, y dio impulso a una campaña gubernamental para combatir la enfermedad. Por ser portadores del virus, varios cientos de ellos mueren cada año. Muchos piensan que mi trabajo es depresivo. Por supuesto, en muchas ocasiones siento ira y desesperación. Pero mi experiencia me dice que si actúo y soy participe de dicho ambiente, aplicando la filosofía de la esperanza del budismo, podré persistir en esta lucha con gran fortaleza.

[Nota: Un artículo relacionado fue publicado en la edición de enero de 2005 de la revista SGI Quarterly.]

domingo, mayo 29, 2011

Daisaku Ikeda y el alma de la Paz (Rector de Universidad- No budista)

Autor: José Gerardo Guarisma Álvarez
Rector de la Universidad Bicentenaria de Aragua (Estado Aragua, Venezuela)
Viernes, 5 de febrero de 2010

tomado sin autorización del website público: Analitica.com
url: http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/8141590.asp


La Paz es el estado de plenitud del alma. Ninguna sensación está mas llena de satisfacción en el ser humano que la Paz. Todos los seres humanos lo sabemos.Todos la deseamos. Sin embargo, la más sencilla de las condiciones en tanto supone la ausencia de la violencia, es la más dificil de lograr por el espíritu humano. Hemos alcanzado hitos importantes en la ciencia y la tecnología, pero no hemos logrado en modo alguno, hacer avances similares en cuanto a la Paz del Planeta se refiere.

Las guerras constituyen los episodios mas referidos por la Historia del Hombre.Son los sucesos más destacados, mas glorificados.Mientras mas destrucción han supuesto, más prolijos son los impresos que los recuerdan. La Humanidad glorifica a los héroes de la Guerra. La Humanidad idolatra profusamente al héroe bélico y no cesa de aplaudir a los que traen cual jinetes del Apocalipsis, muerte y destrucción. En síntesis, la figura del guerrero es santificada. El Arte de la Guerra es más apreciado que el Arte de la Paz.

La Teología, asimismo, ha constituido un importante aporte del Ser Humano para poner en orden su espiritualidad. Más, sin embargo, se ha pretendido por mucho tiempo, no solo en Occidente sino tambien en Oriente, buscarle causas divinas a la Guerra, hacer de ésta una empresa justa, ocupar territorios de otros pueblos, sojuzgarlos y exterminarlos, para de esa manera violar un espacio arrasando con su cultura original. Si todas las creencias proclaman la Paz ¿Por qué hacemos la Guerra?

Un hombre nacido en el Japón milenario en el siglo XX, un contemporáneo nuestro se ha atrevido a lo largo de los años desde su temprana juventud, a ver el mundo mas allá de los muros y las cercas, mas allá de los dogmas y los nacionalismos, mas allá de las liturgias y de los ritos, mas allá de los idiomas y las barreras culturales, mas allá de los cerrados códigos científicos o de los secretos herméticos de las fraternidades.Se ha atrevido a develar el gran misterio, la gran paradoja de nuestra existencia como especie. Un hombre que cree fervientemente en la transparencia de la Paz. Lo destacable de su acción, es que todo lo que ha hecho, lo ha construido fuera de la mitificación y desde la acera del hombre común. Un hombre excepcional, al que se le ocurrió la genial idea de comprender a la Paz como un estado de felicidad y bienestar, anteponiéndose a la industria de la Guerra, pero no atrincherándose en una posición de ataque,generando otra guerra para combatir a la guerra creando más guerra, mas combate, mas violencia, todo lo contrario .Ha construido su visión de paz con las herramientas que ha salido a buscar a todos los rincones del mundo, con el espíritu de un espeleólogo que busca en la diversidad su gran fuente de inspiración.

Nos referimos al emérito Doctor Daisaku Ikeda. Un hombre de Tokio .Un japonés universal, un agente itinerante de la Paz, de la cual es su emigrante e inmigrante a la vez porque en su vida, Ikeda ha caminado sobre una dirección sin mirar orientaciones, en tanto que sabe que la cardinalidad del camino que emprendió se encuentra en el propio substrato del hombre y su diversidad de culturas. El Dr. Ikeda construye ese camino a través de la Soka Gakkai Internacional y la convierte en un instrumento válido de la interculturalidad para construir dinámicamente a la Paz.

Para Daisaku Ikeda, cumplir con su misión de vida no fue nada sencillo.Quizás en lo íntimo de su ser se encontraba esa convicción interna que lo impulsaba a brindar un mensaje vital del alma, a compartir con todo el mundo sus experiencias y conocimiento de las maravillas de la meditación, del ejercicio físico, de las bondades reflexivas del budismo japonés en un compartir ecuménico con toda la Humanidad, superando las diferencias de idiomas y culturas, buscando los saltos de calidad en las expresiones mas sublimes de las letras , de las artes, de las ciencias en todas sus manifestaciones.

Lo original y único en la propuesta de Ikeda, es que su discurso va dirigido a los seres humanos y a los pueblos de una forma universal. Sus diálogos y libros conjuntos con científicos de la talla del dos veces Premio Nóbel Linus Pauling (“En busca de la Paz”), con intelectuales del mas amplio espectro artístico y humanístico como René Huighe (“La Noche Anuncia La Aurora”), con historiadores y filósofos del pensamiento trascendental de Occidente como Arnold Toynbee ( “Elige la Vida”) e ilustradores y genios de las artes gráficas como Brian Wildsmith (“ El Príncipe del País Nevado”,”El Cerezo”, “Los Valores Humanos en Un mundo Cambiante”), con grandes emprendedores y futurólogos como Aurelio Peccei, fundador del Club de Roma.

(“Antes de que sea demasiado tarde”), nos muestran la amplitud de su investigación.

Esos encuentros son la confluencia de la incesante búsqueda del pensamiento universal. Ikeda ha ido a su encuentro. Libros de su autoría como “El Buda Viviente”, “Budismo, El Primer Milenio”, “La Revolución Humana”, “El Budismo Chino”, “La Vida, un Enigma”, “Una Paz Duradera”, “El Nuevo Humanismo”, han dado a conocer a este hombre que expone en forma sencilla las grandes realidades de los seres humanos y de los pueblos de la Tierra en todo el Mundo.

Capítulo aparte merecen tener sus propuestas de Paz que aparecen en cada año, como iniciativas paradigmáticas para los planes humanos en la consecución de la Paz. Destacamos por ejemplo la propuesta “Propagar la brillantez de la Paz hacia el Siglo del Pueblo” en 1987, “Entendimiento Cultural y Desarme: Los Bloques Edificantes de la Paz Mundial” en 1988, “Hacia un Nuevo Humanismo” en 1989, “El Triunfo de la Democracia: Hacia un Siglo de Esperanza” en 1990, “El Amanecer del Siglo de la Humanidad” en 1991, “Hacia Un Mundo más Humano en el Siglo Venidero” en 1993, , “La Paz por medio del Diálogo: Es tiempo de conversar” en 2000, “Como crear y sostener un Siglo de la Vida” en 2001, “El Humanismo del Camino Medio” en 2002, “Una ética global de coexistencia: Hacia un paradigma de dimensión humana para nuestra época” en 2003, “Hacia una Nueva Era del Diálogo” en 2005, “Una Nueva Era del Pueblo: La Creación de una Red Global de Personas Sólidas” en 2006, “Humanizar la Religión y Crear la Paz” en 2008.

La Búsqueda de la Paz supone la generación de una fuente de comunicación en donde fluyan todas las corrientes de pensamiento del mundo. Ikeda ha esperado pacientemente su desembocadura en el ancho mar de los tiempos donde las aguas se confunden en el hallazgo de la reunión final, dejando sus sedimentos atrás y aportando el precioso líquido de la creación común. Así, aquel muchacho cuya infancia y primera juventud transcurrieron en las difíciles circunstancias de la guerra y sus privaciones, supo encontrar los suaves pétalos de la comprensión caminando sobre las espinas de la violencia, la discriminación, el orgullo, las culpas y los infinitos complejos y silencios compartidos que llevaron a la Humanidad a transitar los caminos destructores de la vida, extraviados de la esencia de sus virtudes.

Ikeda es una realidad. Ikeda es una esperanza. Cuando el hombre es capaz de ofrendar a la Paz su pensamiento, su palabra, su acción, entonces la Humanidad tiene el camino abierto a la evolución virtuosa de su auténtico desarrollo. La idea de la Paz, se construye colocándose en el lugar del otro, observando desde allí los colores muy particulares de lo que llamamos el mundo exterior, para encontrar en la instrospección del espíritu que observa y se activa, una nueva posibilidad de ser en el crecimiento compartido con los demás.Así la realidad armónica es una gran oportunidad y Daisaku Ikeda, el itinerante filósofo de la fraternidad, su trascendente mensajero.

miércoles, mayo 25, 2011

Gosho - Mayo

Las diez direcciones son el ambiente, y los seres vivos son la vida. Para dar un ejemplo, el ambiente es como la sombra; nuestra vida, como el cuerpo. Sin cuerpo, no puede haber sombra.
Y sin vida, tampoco puede haber ambiente. De igual modo, la vida adquiere forma a través del
ambiente.

Los Escritos de Nichiren Daishonin,
página 675

Si cambio yo, cambia el ambiente

“Aunque tengan un corazón bondadoso, grandes ideas o aspiraciones maravillosas, ninguna de
estas cosas les será de provecho si no tienen la valentía de traducirlas en actos. De hecho, estarán
en las mismas condiciones que aquellos que carecen de todos estos atributos”. Daisaku Ikeda

Aliento

Poco puede añadirse y con mucha dificultad a la reflexión no sólo profunda, sino también realista del presidente Ikeda.De poco sirven ideas y aspiraciones sin el valor de luchar por ellos. Cuando las grandes ideas o nobles aspiraciones se concretan en un resultado positivo y tangible, se abre camino a la esperanza en los demás, porque tiene un efecto contagioso e intenso en aquellas personas que aún albergan dudas, temores o derrotas. Ahora, convencidas de que durante todo el recorrido y al final del camino se cosecharán beneficios, pueden decir: si esa persona pudo, yo también. La suma de muchos, inspirados en ese camino de esperanza activa, retroalimenta la
meta de un cambio universal. Por ello no hay excusa para sentirse víctima o único destinatario
de las malas circunstancias, aunque éstas sean difíciles, porque anula de entrada cualquier posibilidad de avance y porque dicha actitud contradice o no es coherente con la filosofía de superar las dificultades, independientemente de su intensidad.

Unidad


Con frecuencia, ante nuestra actitud negligente, nos justificamos con la excusa de la insignificancia de nuestra acción en el resultado global. Sin embargo, recientemente, un conocido espacio televisivo de divulgación científica abordaba el tema de la influencia que las redes sociales tienen en el comportamiento de las personas. Afirmaba que, según las investigaciones y estudios realizados, nuestro comportamiento no sólo influye en nuestros amigos, sino también en los amigos de nuestros amigos y en los amigos de estos. Tres grados, decían. El profesor entrevistado, responsable del estudio, confesaba que el hecho de saber que su actitud ya no
solo afectaba a sus amigos y familiares más cercanos, sino que también influía en la gente que los rodea y en los que rodean a estos últimos, había cambiado totalmente su manera de pensar sobre su propia vida.
Y sonriendo dijo a su entrevistador: “puedes convertirte en el motor para el cambio”.
Esta afirmación es impactante porque, indudablemente, abre muchas posibilidades de cambio, de ahí la necesidad de esforzarnos para que este compromiso individual de cambio en nuestra vida
se convierta en un compromiso compartido donde distintas personas nos involucremos para lograr cambios positivos en el mundo.
Tal como somos, con nuestras obligaciones y peculiaridades, podemos consolidar esta unión como base desde la que entenderemos que no estamos solos y que nada de lo que le pasa al otro nos
es ajeno.
En realidad, estamos hablando de itai doshin, distintas personas con un mismo propósito, que tal como afirma Nichiren “si prevalece el espíritu de distintas personas con un mismo propósito, estas podrán lograr todos sus objetivos; por el contrario, si en apariencia están unidas pero abrigan diferentes propósitos no conseguirán nada notable”1


1) Gosho “Sobre el itai doshin”. Los principales escritos
de Nichiren Daishonin, vol. 1., pág. 155


Fuerza

Conciencia global, conciencia individual: está todo dentro de una persona, en su valor y en su fuerza. Los universos particulares son a menudo la causa de nuestro sufrimiento y se asemejan a un campo seco de tierra fragmentado. La fuerza es como el agua que contienen los ríos, que
riega los campos de tierra devastados por la sequía. Por eso la acción que emprendamos hará de nuestro suelo un campo fértil.
“El esfuerzo es el puente que une los sueños con la realidad.
Quienes se empeñan con diligencia viven desbordantes de esperanza, pues la esperanza brota del esfuerzo.
Tengan grandes anhelos y láncense a correr a la par de ellos hasta donde los lleven. De eso se trata ser joven.” (Daisaku Ikeda)

Transformación

La validez de una enseñanza se confirma a través del su comportamiento como seres humanos
de sus maestros y de sus discípulos. Tanto Nichiren Daishonin como los tres presidentes
de la Soka Gakkai han demostrado con su vida cuáles son los valores fundamentales
y el sentido de esta práctica.
“En síntesis, la enseñanza medular del Buda, como así también el epítome del comportamiento humano expuesto en el Sutra del loto, se resumen en la práctica de respeto a los semejantes cabalmente encarnada por el bodhisattva Jamás Despreciar.”2

No existe separación entre la persona y su entorno, algo que el budismo revela con el principio de esho funi, la inseparabilidad del individuo y su ambiente, y con el principio de shiki shin funi, la inseparabilidad de cuerpo y mente, de lo material y lo espiritual. Para decirlo con otras palabras, las personas podemos alcanzar una genuina y duradera felicidad a través de nuestra transformación interior así como de la transformación de nuestras relaciones humanas, de nuestro entorno físico y de las condiciones de los que nos rodean. La transformación interior termina así por manifestarse como transformación exterior, en el ambiente. Por ello, esta enseñanza está centrada en ayudar a la persona y a la sociedad , a no ser víctimas de lo que está pasando y a encontrar la fuerza y la voluntad para mejorar y avanzar.

2) Los Escritos de Nichiren Daishonin,
Prefacio XV

sábado, mayo 21, 2011

Para qué tengo Gohonzon

Fuente: http://budismosgi.ning.com/notes/Para_que_tengo_Gohonzon

Me llamo Rosa Aguilar y voy a cumplir 40 años de practicar este maravilloso Budismo de Nichiren Daishonin. He vivido muchas experiencias increíbles y he tenido muchísimos beneficios a través de una práctica continua y sincera. Hoy quiero contarles uno de los desafíos más grandes que he tenido y como logré una gran victoria con esta práctica.
Hace 6 años después de finalizar una reunión Conmemorativa de Damas, realizada en mi casa en Perú, sentí un dolor de espalda muy intenso, mi vecina me aplicó una inyección de 1,000 miligramos, según ella para calmar el dolor más rápido. A las horas empecé con vomitos y llegué al hospital en estado de coma. Lo único que recuerdo es que estando inconsciente me aferraba a la vida invocando Nam-myoho-renge-kyo desde lo más profundo de mi ser. Gracias al d daimoku de mi familia y el de todos los miembros, salí de ese estado. Los doctores dijeron que la dosis de la inyección aplicada había sido muy fuerte y me había dañado el hígado provocándome una cirrosis. Me desahuciaron, diciéndome que me quedaba poco tiempo de vida. Vine a la Florida buscando una segunda opinión, a los 15 días de haber llegado me sentí mal y me hospitalizaron nuevamente. La doctora le dijo a mis hijas: “Lo siento mucho, pero el hígado de su mamá está muy deteriorado”. El diagnóstico fue el mismo que me dieron en Perú: La cirrosis estaba en estado avanzado, además tenía trombosis, diverticulitis y gastritis; y a mis familiares le dieron una receta para que compren morfina porque, según ellos, los dolores que me iban a dar eran muy fuertes.

Yo no sabía de la gravedad de mi enfermedad y mi hija Ana invocó Nam-myoho-renge-kyo por sabiduría y determinar si me lo decía o no. Ella no quería hacerme sufrir dándome esta noticia. Cuando me lo dijo, mi respuesta fue: “Yo no me voy a morir, yo estoy muy bien, yo no tengo nada, no compres la morfina porque yo no la voy a necesitar y cuando te pregunten cómo está tu mamá le dices ella está muy bien”. Yo nunca me sentí enferma, siempre me decía: “Yo estoy muy bien”. Y nunca tuve una sola queja. Continué invocando Nam-myoho-renge-kyo mientras regresaba una y otra vez al hospital. En cada hospitalización llegaba sin saber quién era y una vez restablecida pasaba la Ley a las enfermeras, técnicas y pacientes con las que compartía el mismo cuarto.

Las enfermeras me decían que tenía el espíritu de una joven de 24 porque cuando me daban de alta salía bailando del hospital. Los doctores me dijeron que para que yo pueda seguir viviendo, debía someterme a un transplante de hígado que costaba $200 mil dólares y tendría que tomar 40 pastillas diarias de por vida para que mi organismo no atacara al órgano nuevo. Me pusieron en una lista de espera para recibir un hígado. Ahí comencé mi desafío, estaba determinada a convertir veneno en remedio. Me informaron de los riesgos porque generalmente el 20% de los pacientes mueren en la operación.

Invocaba 1 millón de daimoku y seguía con otro millón y otro; así pude vencer primero una tos que tenía que no se me quitaba con nada, que me resecaba la garganta y me impedía comer cosas frias y orar fuerte como me gustaba, sacando el daimoku desde lo más hondo de mi interior. La tos se me fue naturalmente y hasta el día de hoy no me regresó más, que hasta como hielo. Tenía una cuenta de hospital de $ 35 mil dólares. Por no ser residente en los Estados Unidos y para saldar la cuenta, el hospital averiguó que tenía una casa en mi país. Me cortaron la atención medica diciéndome que no reunía los requisitos, y poniéndome como condición que si quería seguir mi tratamiento tenía que vender mi casa y pagar la cuenta. Determiné que no iba a vender mi casa, porque siempre la dediqué al kosen-rufu, incluso viviendo aquí, una líder de área es la encargada de tener las llaves para que entren y continúen haciendo todas las actividades que deseen por el kosen-rufu. Me pasé un año y medio sin atención médica, mi hija Ana me cuidaba y me compraba todas mis medicinas e invocábamos juntas con la convicción que me volverían a atender en el hospital. Asistía a las reuniones que podía y me alentaba con las orientaciones de nuestro maestro Ikeda Sensei que dice: “Mientras más oscura está la noche más cerca está el amanecer”, y otra que dice: “Nam-myoho-renge-kyo es como el rugido de un león. Por lo tanto, ¿qué enfermedad puede ser un obstáculo?”

Conforme iba aumentando mi daimoku, me iba sintiendo mejor, y asistí a una conferencia en donde Greg Martín me dio la siguiente guía: “Los doctores no saben la medicina que nosotros tenemos. Lo que necesitas es decirle a tu hígado, lo siento señor hígado pero vas a trabajar por 20 años más. Visualiza tu hígado sano cada vez que cantes, saca del Internet la foto de un hígado sano, ponlo en el butsudan para que todos los días lo veas y digas: Así está mi hígado y dile, ya estás bien. Greg me preguntó ¿quieres pertenecer al club de los 100 años? Me sonreí y le contesté que sí, me dijo bienvenida al club de los 100 años. Después de seguir las guías del Presidente Ikeda, más las de Greg y sobre todo de usar la estrategia del Sutra de Loto, que es invocar Nam-myoho-renge-kyo, toda mi buena fortuna se manifestó. Al año y medio me aprobaron nuevamente como paciente del hospital, sin cobrarme los $35 mil dólares que tenía de deuda y sin necesidad de vender mi casa. Comenzando a hacerme nuevamente todos los exámenes, mi doctora al ver los resultados se quedó sorprendida y me dijo: “Señora, ¿usted que ha hecho que está muy, pero muy bien y su hígado se ha regenerado? Llamó a las enfermeras y técnicas para contarles mi caso, yo le contesté: Yo soy budista y canto Nam-myoho-renge-kyo. Llevo 2 años y medio que no me he vuelto a poner mal.Tengo buen apetito, como de todo y no me hace daño como antes. No necesité el transplante de hígado; no fue necesario tomar morfina porque nunca experimenté ni un pequeño dolor.

Con mi enfermedad he tenido la oportunidad de alentar a muchas personas que están pasando por problemas de salud, demostrándo mi prueba real. Gracias al poder de mi fe y de mi práctica prolongué mi vida 6 años y determino seguir prolongandola para cumplir con mi misión de transmitir la Ley Mística y de dar esperanza a los demás con mi vida. Muchas gracias por permitirme compartir esta experiencia con todos ustedes. Confirmando una vez más, el poder de uno mismo a través de la oración

viernes, mayo 20, 2011

Mensaje de Jorge Bucay

“Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad...
condicionados por el recuerdo de «no puedo»...
Tu única manera de saber, es intentar de nuevo
poniendo en el intento todo tu corazón...”
Jorge Bucay

“El elefante encadenado” es uno de los más famosos cuentos de Jorge Bucay que nos explica con claridad porqué actuamos cómo actuamos y cómo podemos cambiarlo.

A igual que el elefante de la historia, todos llevamos inconscientemente las cadenas de límites psicológicos que nos marcaron desde pequeños y que deterioraron nuestra autoestima y confianza en nuestras posibilidades.



En la crianza, el “NO” continuo es demoledor para las alas y ganas de descubrir y experimentar el mundo de un niño y frases como “Nadie conseguió X en la familia”, “No digas bobadas, esto no merece la pena ni intentarlo”, etc. merman cualquier afan de superación.

Por eso Randy Pausch, con la gran lucidez de estar a las puertas de la muerta física, nos imploraba que diésemoslibertad a nuestros hijospara que pintasen las paredes de la casa y se expresasen sin sentirse culpables.

No podemos rectificar el pasado, pero afortunadamente existe el mundo de la psicología positiva, el coaching, el PNLy tantas técnicas mentales que nos ayudan a desprogramarnos de condicionantes negativos y re-programarnos con nuevos principios mucho más constructivos.

Cada vez que notemos que nuestra mente nos boicotea con un “esto no se puede”, pensemos en el pobre elefante y en su gran potencial desperdiciado, en esta frase del experto en pensamiento creativo Edward Bono: “Lo que usted crea es el resultado de lo que usted cree” y en los consejos de Sara Mariner para conseguir el éxito en los proyectos.

Este es el esclarecedor cuento en texto y en vídeo:

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.

Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces?.¿Por qué no huye?

Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia: “Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?”

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.

Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él.
Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a sus destino.

Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree –pobre– que NO PUEDE.

Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.

Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.

Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...

Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad... condicionados por el recuerdo de «no puedo»... Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón...

JORGE BUCAY

FUENTE:

Visitar BudismoSGI.com en: http://www.budismosgi.com/?xg_source=msg_mes_network

"LA REVOLUCION HUMANA" VOLUMEN # 3 JOSEI TODA (Trraducción Tentativa)

HEMOS NACIDO DENTRO DE ESTE MUNDO TURBULENTO; EL CUAL, NO TIENE PARALELO EN LA HISTORIA.

PARA PODER LOGRAR NUESTRA MISION, COMO LOS ENVIADOS DEL BUDA; NACIMOS COMO SERES MORTALES, PERO SI PERMANECEMOS SERES MORTALES, SIN EL DESPERTAR A LA REALIDAD, QUE SOMOS ESENCIALMENTE BUDAS, NO HABRA DIFERENCIA ENTRE NOSOTROS Y LOS QUE NO PRACTICAN ESTA FE, Y BUSCAN UNA FELICIDAD VACIA"

LA VIDA INFELIZ QUE TU ESTAS ENFRENTANDO, TE PODRIA PARECER A TI, QUE DURARA POR TODA UNA ETERNIDAD, PERO SIN LUGAR A DUDAS CAMBIARA PARA MEJORAR, MIENTRAS TENGAS UNA FE PODEROSA EN LA LEY MISTICA; Y DEFINITIVAMENTE TE CONDUCIRA A LA FELICIDAD. ESTE CAMBIO DEL DESTINO HUMANO, SIGUE EL PRINCIPIO NATURAL DEL UNIVERSO.

DE LA MISMA MANERA, LA FELICIDAD QUE AHORA TE SONRIE, PARECE QUE DURARA POR SIEMPRE, PERO A MENOS QUE TU FELICIDAD, TENGA UNA BASE FIRME EN NUESTRA FE; TU VIDA CAMBIARA A LA INFELICIDAD, SIN QUE TU LO NOTES.

LA TIERRA ES SOLO UNO DE LOS PLANETAS EN EL UNIVERSO, Y POR ENDE LOS SERES HUMANOS, SOMOS PARTE DEL UNIVERSO, TAMBIEN. LAS ACTIVIDADES DE UNA PERSONA NO PUEDEN EXISTIR INDEPENDIENTEMENTE DEL RITMO DE LA LEY DEL UNIVERSO, YA QUE FORMAMOS PARTE DE EL.

SI COMETEMOS EL ERROR DE NO TOMAR EN CUENTA ESTE PRINCIPIO, NUESTROS ESFUERZOS,NO IMPORTA QUE TAN GRANDE SEAN, ESTAN CONDENADOS AL FRACASO, DESDE SU COMIENZO. ES COMO QUERER CORRER EN SENTIDO CONTRARIO, AL RITMO DE LA VIDA Y DEL UNIVERSO. CUANDO NOS DEJAMOS CAER EN ESE CAOS PSICOLOGICO, ENFRENTAREMOS INFELICIDAD EN NUESTRAS VIDAS.

ES EL BUDISMO DE NICHIREN DAISHONIN, QUE ILUMINA CLARAMENTE ESTA LEY DE LA EXISTENCIA, DESDE EL PUNTO DE VISTA, DE LA VIDA HUMANA.

MIENTRAS MAS ESTUDIES LO ANTERIORMENTE EXPUESTO, PERCIBIRAS Y LLEGARAS A LA REALIZACION DE QUE " TU ERES EL UNIVERSO , Y EL UNIVERSO, FORMA PARTE DE TI "


NOTA.- EXTRAIDO Y TRADUCIDO DEL INGLES AL ESPAÑOL ( LA REVOLUCION HUMANA VOL 3 ) ESTA NO ES UNA TRADUCCION OFICIAL, ES MI MANERA DE INTERPRETAR ESTE ESCRITO.

LAS REUNIONES DE LA SOKA GAKKAI SON ASAMBLEAS DE BUDAS

"Con supremo alborozo,

recorran en esta existencia

la senda insuperable

impregnada de la esencia

de bellas flores de humanidad,

junto a sus risueños camaradas".

Todas las personas desarrollamos nuestro carácter y crecemos como individuos gracias a nuestra interacción con los demás. El pensador italiano Giuseppe Mazzini (1805-1872) declaró. "Una asociación cada vez más amplia y profunda con nuestros semejantes es la manera de multiplicar nuestra fuerza". Son las conexiones humanas y los esfuerzos conjuntos lo que nos permite encontar la esperanza necesaria para resolver los terribles atolladeros que agobian a la sociedad contempótanea.

El presidente fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi, quien entregó su vida por sus convicciones, nos lego una llave inapreciable para forjar la amistad y el entendimiento, una llave que nos permite abrir el portal hacia la felicidad infinita; las reuniones de diálogo.

Es en ese ámbito donde muchas personas encuentran el budismo de Nichren Daishonin por primera vez. Es en los encuentros de diálogo donde el cálido aliento y el estímulo que brindan nuestros compañeros miembros nos impulsan a enfrentar y a superar nuestros problemas y dificultades personales. Las reuniones de diálogo conforman un oasis de alegría y de seguridad en nuestras respectivas comunidades, y nos permiten crear valor inmensurables a un ritmo incesante, diá tras dia, mes tras mes. Esos encuentros, y, de hecho, todos los encuentros de la Soka Gakkai, son asambleas de budas, que actúan en absoluta armonía con el Sutra del Loto y con los escrritos de Nichiren Daishonin. Se trata de cónclaves sin parangón, dignos del mayor respeto.

El capítulo "Los beneficios de responder con alegría"(decimoctavo) del Sutra del Loto hace referencia a los beneficios que se obtienen al invitar a alguna persona a que asista a una asamblea budista, al lograr que alguien realmente acuda a un encuentro o, simplemente, al brindarle a un visitante un cálido recibimiento y ofrecerle un lugar donde sentarse. De acuerdo con lo que dice el sutra, no cabe duda de que nuestros miembros, que ofrecen sus hogares para realizar encuentros de Gakkai, se verán recompensados con inmensos beneficios.

En una carta destinada a Toki Jonin, una de las figuras centrales dentro de sus seguidores, el Daishonin advierte con extrema severidad: "No vivan sus existencia en vano, para lamentarse los diez mil años siguientes". Y luego agrega en una acotación, al final del escrito: "Espero que todos los que posean una seria determinación se reúnan en un mismo lugar a escuchar (la lectura de) esta carta.

No es suficiente que los discípulos simplemente leamos los escritos del Daishonin, las guias de nuestro mentor. Debemos desarrollar el espíritu de congregarnos en un lugar con nuestros compañeros en la fe y compartirlos. La firme decisión de realizar este esfuerzo tiene el poder de derrotar la negatividad y las funciones demoníacas. Al encontarnos con otras personas para estudiar los escritos del Daishonin y la guía de nuestro mentor, hacemos surgir el enorme coraje que nos permite concretar el gran juramento de lograr el kosen-rufu.

Incluso, aunque al comienzo no estemos demasiado dispuestos a asistir a una reunión, una vez llegamosa ella, invarablemente nos sentimos reconfortados y plenos de un vigor renovado. Las reuniones tienen la capacidad maravillosa de llevarnos hacia la felicidad y la victoria.

Para mi mentor y segundo presidente de la Soka Gakkai, Josei Toda, cada una de las reuniones era un desafío en el que entregaba todo de si mismo. Ël nos decía:

"El Sutra del Loto nos insta a tratar a nuestros compañeros en la fe con el mismo respeto que mostraríamos a los budas. Nuestra atención debe enfocarse en cada individuo, en luchar por su felicidad y trabajar junto a cada un de los miembros. Jamás debemos olvidar esto. Y es preciso hacer que nuestras reuniones sean significativasm un espacio propicio para una comunicación abierta, sin afectaciones ni reticencias, un ámbito lleno de regocijo y armonía":

Para el señor Toda era especialmente importante que los miembros compartieran sus experiencias en las reuniones. Dichas experiencias están plenas de la vibrante vitalidad de los miembros y del poder dinámico de la fé, que les han permitido vencer las funciones demoníacas y triunfar sobre los obstáculos. Son una fuente perenne de estímulo, que otorga genuina esperanza y coraje a los démás. NIchiren Daishonin escribe: "Cuando la persona capaz de dar prueba visible en esta existencia predica el Sutra del Loto, también surgen personas capaces de creer".

En los inicios de nuestro movimiento, yo también compartí lleno de entusiasmo y de pasión las experiencias que me permitían triunfar en el desafío de lograr mi revolución humana; ello despertó oleaje de propagación. Recuerdo con gran afecto una vivaz reunión de diálogo en el cabildo Bunkyo, que estaba avanzando a pasos agigantados, en la que casi cincuenta de los invitados presentes expresaron su deseo de comenzar a practicar el budismo del Dasihonin.

Clark Stand, un reconocido periodista y escritor estadounidense, experto en cuestiones religiosas, ha manifestado: "Compartir experiencias construye la fe; la fe construye vidas y colectivamente, esas vidas cambian la sociedad". Asimismo, observó: "Mientras la Soka Gakkai preserve ese modo de dialogar, sus valores religiosos permanecerán vigentes".

En la Costa de Marfil, África, se realizan unas novecientas reuniones de diálogo cada mes. Los miembros, que entonan el daimoku por la paz y la prosperidad de su país, reciben a muchos invitados en sus vibrantes encuentros de diálogo. El gran número de miembros que han ingresado en las divisiones juveniles de ese país ha sido especialmente notable.

¡ Ha llegado el momento de que nuevos líderes capaces se pongan en acción por el kosen-rufu!

Acuden a mi memoria palabras de mi maestro: "Consideren que cada reunión de Gakkai, grande o pequeña, es importante. Todo comienza a partir de los miembros que asisten a esos encuentros. Por ello, el éxito de las reuniones abre el camino hacia nuestra victoria en todas las esferas".

El movimiento Soka por el Kosen-rufu.

marcha triunfal que emprenden

nuestros miembros en jubilosa unión,

es fiel al designio del Buda.

(Publicado en la edición de octubre de 2010 de Daibyakurengue revista mensual de estudio de la Soka Gakkai)

fuente PUENTE DE PAZ #495 diciembre 2010 pag 24-25 PANAMÁ